visto. El aviΓÇön se desviΓÇö para un lado y se hundiΓÇö un poco, como si se fuese a caer. Un montΓÇön de gente empezΓÇö a hablar alto y a hacer ruido, principalmente las mujeres. El aeropesado que estaba a mi lado largΓÇö una carcajada como la de alguien a quien le gusta sufrir, y dijo bien alto para que mucha gente lo escuchase:
Ñ Creo que nos vamos a caer en la selva.
En ese momento perdΓÇÖ la paciencia:
Ñ Basta, Áche!... vas a asustar a la gente.
Pero ya estaba todo el mundo asustado, hasta yo. Y nadie lo escuchΓÇö. Los murmullos eran altos. Y el aviΓÇön se desviΓÇö otra vez para el lado derecho. Y una vez mΓÇís, se hundiΓÇö.
Entonces, escuch┼╜ la voz del piloto por la radio: